III (Roberto Schott R.) Por qué no puedes verme como yo a ti? Tal vez ni siquiera puedas realmente ver con los ojos abiertos, sin cerrar el umbral que divide el alma y mente. No te das cuenta acaso del daño que, con el recodo de tu mirada en mí concibes de manera real, natural, como se tratase no de mí, de ti. Es un dolor, un placentero dolor que fluye por cada célula de mí tal como un río de rocas candentes murmurando con truenos llenos de ti. Ya quisiera no sangrar al hablarte, no castigar con mi voz tus oidos, no violar la castidad de tus ojos que cada noche mantengo atrapados en aquel paraíso de estos sueños, donde no respiro para absorverte. Inconclusa, mi vida se detiene.